¿Qué es una persona sordociega?
Las personas sordociegas son aquellas que no pueden ver ni
oir o que presentan un claro déficit a la hora de ver y escuchar a otra
persona. Este déficit puede ser total,grave, moderado o leve,
¿Cuál es el límite para que se considere que una persona es
o no es sordociega?
El limite para que una persona se considere sordociega son
35 decibelios como mínimo en mi caso que tengo una perdida de 20 no se consideraría
discapacidad auditiva, pero si visual ya que estoy dentro de los parámetros que
marca la ONCE.
¿Caracteristicas de una persona con sordoceguera?
La heterogeneidad del colectivo es una de las
características más relevantes de la sordoceguera. Por tanto, el grupo de
personas sordociegas presenta una gran diversidad y complejidad debido a la
gran cantidad de variables que determinan las distintas característicias
individuales motivadas a su vez por las diferentes particularidades que
presentan cada uno de los déficits en una misma persona así como la combinación
de ambos.
Particularidades que vienen determinadas por aspectos como:
Tipo de pérdida sensorial: deficiencias visuales y
auditivas estables o progresivas. Deficiencias auditivas conductivas o
neurosensoriales, deficiencias visuales que afecten a la agudeza visual, al
campo visual o a ambos.
Grado de pérdida sensorial: totales o parciales. Con
restos en ambos sentidos, con restos visuales y sin restos auditivos o
viceversa o sin restos en ninguno de los dos sentidos (sordoceguera total), así
como la funcionalidad de cada uno de los restos para la comunicación, la movilidad,
el acceso a la información y el desenvolvimiento general, etc.
Momento de la vida y orden en que aparecen cada uno de
los déficits: si ambas deficiencias son congénitas o adquiridas,
congénitas ambas o adquiridas ambas, o bien una congénita y la otra adquirida,
etc. Es importante destacar la importancia del momento de aparición de la
deficiencia auditiva pues determinará el sistema de comunicación prioritario y
natural de la persona sordociega ya que condiciona esencialmente el desarrollo
de la comunicación y el lenguaje.
El nivel madurativo y de comunicación, la etiología o
causa de la sordoceguera, el grado de instrucción alcanzado, la existencia o no
de deficiencias añadidas, etc, son igualmente variables que, en
combinación con las mencionadas anteriormente, contribuyen a la heterogeneidad
de la población sordociega y a la diferenciación de cada persona y su diferente
forma y grado de desenvolverse frente a las dificultades que le impone la
sordoceguera.
No obstante, y atendiendo a la variable del momento de
aparición de cada una de las deficiencias, es generalizada la siguiente
clasificación, que orienta en características de funcionamiento más o menos
similares, que, sin dejar de tener en cuenta otras tantas variables como las
mencionadas anteriormente, ayuda a realizar el siguiente agrupamiento y
clasificación del colectivo de personas sordociegas:
PERSONAS CON SORDOCEGUERA CONGÉNITA
PERSONAS CON SORDOCEGUERA ADQUIRIDA
- Las personas
con sordoceguera congénita son aquellas que nacen sordociegas o
adquieren la sordoceguera en edad muy temprana.
- Las personas
con sordoceguera adquirida a su vez se pueden subdividir en tres
grupos:
- Personas
sordociegas con deficiencia auditiva congénita y una pérdida de visión
adquirida durante el transcurso de la vida.
- Personas
sordociegas con una deficiencia visual congénita y una pérdida de audición
adquirida durante el transcurso de la vida.
- Personas
nacidas sin deficiencias visuales ni auditivas y que sufren una pérdida de
audición y de visión durante el transcurso de la vida.
Por otro lado, el que existan o no deficiencias añadidas, la
situación de motivación o de privación ambiental que rodea a la persona
sordociega, el momento en que se inicia la intervención respecto de cuando se
produjo la sordoceguera, junto con las capacidades individuales genéticamente
determinadas, dan como resultado personas sordociegas con diferentes
posibilidades de funcionamiento y que dan pie a una clasificación se permite
agrupar a las personas sordociegas en tres Niveles de funcionamiento:
BAJO NIVEL DE FUNCIONAMIENTO
Agrupa a niños, jóvenes y adultos de quienes se estima que
su comunicación quedará limitada a aspectos básicos por no alcanzar lo que
Fravel (1977) llama «Motivación cognitiva».
La Motivación cognitiva describe el impulso/deseo infantil
para interactuar con y aprender sobre el entorno por la simple búsqueda de
conocimiento. Incluso cuando no existe la necesidad práctica de hacerlo y no
hay refuerzo controlado externamente, ya sea social o material para controlar
esa conducta.
La intervención se concretará en objetivos y actividades
encaminados a desarrollar una forma de comunicación tan estructurada como las
características de la persona sordociega permitan y un trabajo en habilidades
básicas, que le ayude a conseguir una autonomía personal acorde a sus
características.
NIVEL MEDIO DE FUNCIONAMIENTO
Agrupa a niños, jóvenes y adultos capaces de interesarse por
el mundo cognitivamente (por las cosas y personas), capaces de general
estrategias para la resolución de problemas y de llevar una vida
semi-independiente.
La intervención debe contemplar objetivos encaminados a
desarrollar un sistema de comunicación, habilidades útiles en la vida diaria,
habilidades sociales y estrategias que le permitan desarrollar una actividad
laboral protegida.
ALTO NIVEL DE FUNCIONAMIENTO
Agrupa a personas sordociegas sin otro limite cognitivo que
el derivado de la propia sordoceguera y que demuestran estrategias de
resolución de problemas e intereses que nos hacen pensar en ellos como
susceptibles de llevar una vida y enseñanza normalizada con las ayudas
necesarias.
La intervención debe contemplar siempre la introducción de
contenidos académicos y/o culturales.
Es fundamental tener en cuenta la inclusión de las ayudas
técnicas apropiadas en función de las características de la persona sordociega
y las necesidades de cada nivel de programa.
Estos dos modos de agrupamiento de la población sordociega
son muy útiles para estructurar la intervención psicopedagógica. El primero nos
lleva a la elección de la modalidad y forma o sistema de comunicación más
adecuada y el segundo favorece la secuenciación y propuesta de objetivos, de
acuerdo a las características individuales, en el desarrollo de programas.
La heterogeneidad del colectivo es una de las
características más relevantes de la sordoceguera. Por tanto, el grupo de
personas sordociegas presenta una gran diversidad y complejidad debido a la
gran cantidad de variables que determinan las distintas característicias
individuales motivadas a su vez por las diferentes particularidades que
presentan cada uno de los déficits en una misma persona así como la combinación
de ambos.
Particularidades que vienen determinadas por aspectos como:
Tipo de pérdida sensorial: deficiencias visuales y auditivas
estables o progresivas. Deficiencias auditivas conductivas o neurosensoriales,
deficiencias visuales que afecten a la agudeza visual, al campo visual o a
ambos.
Grado de pérdida sensorial: totales o parciales. Con restos
en ambos sentidos, con restos visuales y sin restos auditivos o viceversa o sin
restos en ninguno de los dos sentidos (sordoceguera total), así como la
funcionalidad de cada uno de los restos para la comunicación, la movilidad, el
acceso a la información y el desenvolvimiento general, etc.
Momento de la vida y orden en que aparecen cada uno de los
déficits: si ambas deficiencias son congénitas o adquiridas, congénitas ambas o
adquiridas ambas, o bien una congénita y la otra adquirida, etc. Es importante
destacar la importancia del momento de aparición de la deficiencia auditiva
pues determinará el sistema de comunicación prioritario y natural de la persona
sordociega ya que condiciona esencialmente el desarrollo de la comunicación y
el lenguaje.
El nivel madurativo y de comunicación, la etiología o causa
de la sordoceguera, el grado de instrucción alcanzado, la existencia o no de
deficiencias añadidas, etc, son igualmente variables que, en combinación con
las mencionadas anteriormente, contribuyen a la heterogeneidad de la población
sordociega y a la diferenciación de cada persona y su diferente forma y grado
de desenvolverse frente a las dificultades que le impone la sordoceguera.
No obstante, y atendiendo a la variable del momento de
aparición de cada una de las deficiencias, es generalizada la siguiente
clasificación, que orienta en características de funcionamiento más o menos
similares, que, sin dejar de tener en cuenta otras tantas variables como las
mencionadas anteriormente, ayuda a realizar el siguiente agrupamiento y
clasificación del colectivo de personas sordociegas:
PERSONAS CON SORDOCEGUERA CONGÉNITA
PERSONAS CON SORDOCEGUERA ADQUIRIDA
Las personas con sordoceguera congénita son aquellas que
nacen sordociegas o adquieren la sordoceguera en edad muy temprana.
Las personas con sordoceguera adquirida a su vez se pueden
subdividir en tres grupos:
Personas sordociegas con deficiencia auditiva congénita y
una pérdida de visión adquirida durante el transcurso de la vida.
Personas sordociegas con una deficiencia visual congénita y
una pérdida de audición adquirida durante el transcurso de la vida.
Personas nacidas sin deficiencias visuales ni auditivas y
que sufren una pérdida de audición y de visión durante el transcurso de la
vida.
Por otro lado, el que existan o no deficiencias añadidas, la
situación de motivación o de privación ambiental que rodea a la persona
sordociega, el momento en que se inicia la intervención respecto de cuando se
produjo la sordoceguera, junto con las capacidades individuales genéticamente
determinadas, dan como resultado personas sordociegas con diferentes
posibilidades de funcionamiento y que dan pie a una clasificación se permite
agrupar a las personas sordociegas en tres Niveles de funcionamiento:
BAJO NIVEL DE FUNCIONAMIENTO
Agrupa a niños, jóvenes y adultos de quienes se estima que
su comunicación quedará limitada a aspectos básicos por no alcanzar lo que
Fravel (1977) llama «Motivación cognitiva».
La Motivación cognitiva describe el impulso/deseo infantil
para interactuar con y aprender sobre el entorno por la simple búsqueda de
conocimiento. Incluso cuando no existe la necesidad práctica de hacerlo y no
hay refuerzo controlado externamente, ya sea social o material para controlar
esa conducta.
La intervención se concretará en objetivos y actividades
encaminados a desarrollar una forma de comunicación tan estructurada como las
características de la persona sordociega permitan y un trabajo en habilidades
básicas, que le ayude a conseguir una autonomía personal acorde a sus
características.
NIVEL MEDIO DE FUNCIONAMIENTO
Agrupa a niños, jóvenes y adultos capaces de interesarse por
el mundo cognitivamente (por las cosas y personas), capaces de general
estrategias para la resolución de problemas y de llevar una vida
semi-independiente.
La intervención debe contemplar objetivos encaminados a
desarrollar un sistema de comunicación, habilidades útiles en la vida diaria,
habilidades sociales y estrategias que le permitan desarrollar una actividad
laboral protegida.
ALTO NIVEL DE FUNCIONAMIENTO
Agrupa a personas sordociegas sin otro limite cognitivo que
el derivado de la propia sordoceguera y que demuestran estrategias de
resolución de problemas e intereses que nos hacen pensar en ellos como
susceptibles de llevar una vida y enseñanza normalizada con las ayudas
necesarias.
La intervención debe contemplar siempre la introducción de
contenidos académicos y/o culturales.
Es fundamental tener en cuenta la inclusión de las ayudas
técnicas apropiadas en función de las características de la persona sordociega
y las necesidades de cada nivel de programa.
Estos dos modos de agrupamiento de la población sordociega
son muy útiles para estructurar la intervención psicopedagógica. El primero nos
lleva a la elección de la modalidad y forma o sistema de comunicación más
adecuada y el segundo favorece la secuenciación y propuesta de objetivos, de
acuerdo a las características individuales, en el desarrollo de programas.